Suplementos


Logo Suplementos

el Mirador



Publicación
periodística
en formato PDF

Las sierras de Tandil,
una lucha política por su preservación

Por Gonzalo Olguín.
gonzaloolguin@yahoo.com.ar

Las sierras de Tandil representan un atractivo turístico, pero a su vez un punto de conflicto en la ciudad, a causa de la creciente explotación por parte de las canteras. Si bien la problemática, existe desde hace largo tiempo, adquiere mayor relevancia una vez que la ciudadanía toma conciencia de la necesidad de preservar el patrimonio natural. El inconveniente planteado alrededor de las sierras, lleva a que los ciudadanos conformen diferentes entidades, que representan la preocupación de los vecinos acerca del tema.
María Haydee Codino, Concejal por la Unión Cívica Radical y Presidenta de la Comisión de Producción y Medioambiente, plantea que el problema generado en torno a las sierras, difícilmente encuentre una solución al corto plazo dado que existen diferencias muy marcadas entre, la Municipalidad de Tandil y la Provincia de Buenos Aires, en cuanto a cómo a bordar el asunto. El Municipio ve a las canteras como un espacio de polución, mientras que la Provincia las ve como un lugar de producción. Y dependiendo del lugar desde dónde se encare, la cuestión tendrá diversas soluciones. Por ello tal diferencia representa, para Codino, un impedimento para la conclusión del tema “al menos, por ahora”.
Un elemento clave para entender el asunto, son los roles que deben desarrollar los diferentes actores, por un lado la Dirección de Minería de la Provincia de Buenos Aires es la encargada de otorgar los permisos de explotación de las canteras, es decir, decide si una cantera está habilitada para abrir o no, mientras que por otro lado la Municipalidad de Tandil, se encarga de otorgar los permisos comerciales. Siendo la Dirección de Minería de la Provincia, la autoridad de aplicación y a su vez dicha dirección sostiene una mirada productiva de las canteras, difícilmente pueda quitársele a estas un permiso de producción.
En septiembre del año 2000, se crea el Convenio Marco, acuerdo tripartito, conformado por la Municipalidad de Tandil, la Dirección de Minería de la Provincia de Buenos Aires y las Canteras. Dicho convenio, es votado en el Consejo Deliberantes y sale por mayoría no por unanimidad. El acuerdo cuenta solamente con el respaldo del Partido Justicialista (actual Frente para la Victoria) dado que tanto la Alianza (actual UCR) como la Multisectorial (entidad compuesta por organizaciones vecinales) se oponen al mismo, definiendo de esta manera, claramente perfiles políticos frente a esta cuestión y miradas bien diferentes del tema. Por un lado la Alianza y la Multisectorial con una perspectiva ambiental y el Partido Justicialista con un perfil productivo.
El convenio Marco establecía que las canteras debían tributarle al municipio 4 millones de dólares, que se iban a destinar para la utilización el arreglo de cordones y cunetas de la ciudad, como una especie de devolución a la población. El Consejo Deliberantes condona 2 de los 4 millones, haciendo de esta forma que las canteras deban pagar sólo dos millones. El acuerdo a su vez determinaba que la Provincia de Buenos Aires debía controlar y auditar el nivel de las voladuras, por medio de un geólogo al cual la municipalidad debía pagarle el sueldo, pero que respondía a órdenes de la Provincia. Las voladuras tenían que ser anunciadas por las empresas al municipio y al sindicato y a su vez se establecían días y horarios para realizarlas. Otro de los puntos del convenio, es que el Consejo Deliberantes decide sacar los seguros de caución, es decir, que en el caso de que la cantera no cumpla con el pago de los 2 millones de dólares hay una garantía que responde ante ello, pero que por disposición del Legislativo son quitados. Por otro lado la Provincia se debía encargar de hacer una red “inviolable se sismógrafos” que funcione las 24 horas del día, para que hubiera sismógrafos en todas las canteras y poder medir las ondas de las voladuras, teniendo de esta manera la posibilidad de documentar día, horario, magnitud y afección medio ambiental de las explosiones.
En diciembre del año 2003, se realiza una revisión de todos los puntos establecidos en el Acuerdo Marco y se concluye que no se estaban cumpliendo con lo ordenado por dicho convenio. La Provincia no proveyó al municipio de los sismógrafos previstos, no aportó el vehículo para que la persona encargada de auditar las canteras y sus explosiones, pueda trasladarse. Desde el Consejo Deliberantes, se votó y con mayoría del bloque radical, se cambió la tasa a la piedra, fijada por el acuerdo en $ 0,13 sobre cada tonelada de piedra declarada y se aumentó a $0,50, estableciendo un gravamen mayor a las canteras que están dentro de la poligonal y uno menor a las que están por fuera de él, sobre la tonelada extraída. Los estudios de impacto ambiental que debían presentar las canteras, no sólo demoraron en llegar a Tandil, sino que se repetían, lo único que cambiaban en la presentación de los mismos, son los mapas, porque se va abriendo el lugar de explotación, pero los textos en donde se explica qué es lo que se va a hacer, son los mismos, “incluso los textos tenían las mismas faltas de ortografía en los mismos párrafos” aclara una fuente oficial. Dando cuenta que no hay una revisión de los mismos, sino que son presentados y aprobados constantemente. Por lo tanto, se vota en el Consejo Deliberantes y se decide dar de baja el convenio.
La cuestión tiene un alto grado de complejidad, en tanto que hay diversas jurisdicciones interviniendo. Por un lado está la Ley Nacional de Minería, por otro hay un Decreto Provincial que adhiere a dicha Ley y que establece que la Autoridad de Aplicación depende de la Provincia de Buenos Aires y a su vez la Ley de Minería tiene parámetros, de densidades, de intensidades de voladuras, internacionales. Ahora la clave para entender el eje central del problema, está en que en Tandil las canteras están a 200 o 300 metros de la casa de un vecino, cuando en otros países las explosiones se llevan a cabo en un área determinada para la producción, alejada de la ciudad. Por ello, esos niveles de voladuras nunca van a ser alterados porque se encuentran dentro de lo determinado por la ley, pero lo importante es que tales niveles no se adecuan a lo que acontece en Tandil. A partir de estas incoherencias, la Municipalidad de Tandil, comienza a reclamar ante la Provincia de Buenos Aires mayor intervención y una revisión de las leyes, para lograr una adecuación de la legislación a la situación que vive la ciudad, velando por los intereses de los vecinos y en la búsqueda de la preservación ambiental.
La postura adoptada por un sector de la dirigencia política de Tandil incomoda a la Provincia de Buenos Aires y comienza una permanente discusión en torno al conflicto, con cruces mediáticos y sobre todo con mucha desinformación. Un buen ejemplo de la falta de información sobre lo debatido, es lo dicho por la Ministra de Producción Provincial, de aquel entonces, Débora Georgi, que el Intendente tiene la facultad y la capacidad de inspeccionar, de multar y de ser “Autoridad de Aplicación” fundada en una Ordenanza Municipal, que ya estaba derogada. Tal nivel de desinformación llevó a que durante dos años no se hiciera absolutamente nada y las canteras pudieran realizar voladuras sin ningún tipo de control.
Desde el bloque de la Unión Cívica Radical, de la ciudad de Tandil, se concibe a la actividad minera como lícita, legal y necesaria, siempre que permita un normal desarrollo de la vida cívica, es decir, que la intensidad de las explosiones no provoquen rajaduras en las casas de los vecinos, que se mueva el suelo y tape los pozos de agua, como sucede en Tandil. Ante estos hechos y la permanente denuncia por parte de la municipalidad a la Provincia sobre lo que acontece en la ciudad, la Autoridad de Aplicación respondió, que tales consecuencias se deben a la existencia en esa localidad de movimientos sísmicos y no al trabajo de las canteras, cuando en la ciudad nunca existieron ese tipo de fenómenos naturales.
En el año 2007, el gobierno de Daniel Scioli, toma la decisión política de comenzar a trabajar en el tema y se empieza a trabajar conjuntamente con el municipio de Tandil en la redacción de un proyecto de ley, donde se trataba de terminar con la producción minera dentro del área denominada “poligonal”, se denomina de esta forma a la zona, formada por las rutas 226, 30 y 74. Dentro de ese espacio se encuentra encalvada la ciudad y por tal motivo se busca terminar con la explotación en ese lugar, fuera de ese espacio es correcta, es legal y lícita la producción minera. En este trabajo Tandil, desde la Secretaría de Obras Públicas y la Dirección de Medioambiente, aportó todo el trabajo técnico y el conocimiento que hay del suelo e información tributaria, para que la Provincia pueda avanzar en el proyecto de ley.
La confección de una nueva legislación se realizó en un trabajo mancomunado entre el gobierno municipal y el provincial, se discutió y se llegó a consensuar sobre lo que se debía presentar ante las Cámaras de Diputados y Senadores, tal presentación quedó archivada y nuca fue presentada ante las autoridades correspondientes. Desde Tandil veían que este proceso no debería demorar, puesto que la ciudad cuenta con un Senador Provincial del Frente para la Victoria, el cual nunca asumió la responsabilidad del tema y que lejos de pugnar porque dicho proyecto tome curso, redactó un nuevo proyecto de ley, en cual se habla de reconversión y no de expropiación, por entender que este procedimiento, implica un costo económico muy elevado y platea también en lugar de un año, como está planteado en el trabajo realizado entre la Provincia y el municipio, para el cese de los trabajos de las canteras dentro de la poligonal, propone tres.
El estancamiento para la concreción de una nueva legislación, la propuesta alternativa, que sólo sirve para confundir y politizar aún más la problemática, sembraron malestar en el gobernación de Tandil. Y más aún los vaivenes de la política del gobernador, que en un primer momento declaró públicamente la intención de expropiación y su actual pasividad ante el tema.
Existe la idea de que este conflicto podría resolverse en “una noche”, siempre y cuando exista la voluntad política para hacerlo. Este pensamiento sostiene que, la clave está en sacarle a las canteras el permiso de explotación, haciendo que la sierra deje de ser una mina y se convierta en un mero terreno. La sierra se transforma en una mina, en tanto tiene la habilitación para ser explotada como tal. Esta situación hecha por tierra el argumento de que es muy costoso terminar con la producción minera, ya que la mina al pasar a ser un terreno y se vende por metro cuadrado, y no por la superficie de granito susceptible de ser producida. Otro elemento que vuelve a esta posibilidad viable, es el plan de reordenamiento territorial que no permite la construcción en las sierras, con lo cual esos terrenos no serían muy costos para la Provincia.
El incumplimiento de las canteras es evidente, no sólo porque se desarrolla dentro de un área urbana y tiene consecuencias directas en los vecinos, sino que también porque deberían por ley realizar vermas (escalones) de 25 metros, esta altura se establece con la finalidad de plantar árboles que tapen las zonas extracción y el árbol que se sugiere que se plante es el eucapliptus que mide entre 25 y 30 metros y hay canteras que tienen vermas de entre 120 y 130 metros. La producción desmedida llevó a que gran parte de los cerros, no exista más. Un ejemplo de ello, es el “cerro leones” dos sierras que tenían la forma de dos leones y que la gente llamó con tal nombre, y que la extracción de granito hizo que esos “leones” hoy no se puedan ver.
La mitigación de las sierras, recurso natural no renovable, es la forestación. Hay una idea de contrarrestar el impacto visual que ocasiona la destrucción de las sierras, con una cortina forestal, la propuesta es “tapar el problema”.
Sin intervención por parte de la autoridad competente, sin decisión política, con una mirada meramente productiva sin conciencia del medio ambiente, con intereses políticos que buscan ensuciar una gestión municipal con claras políticas ambientalistas y conservadoras de los derechos de los ciudadanos, no se vislumbra una solución que viabilice medidas y legislaciones que sean beneficiosas para una ciudad que se constituyó en torno a este maravilloso paisaje natural.

JULIO 2009


Nueva sección de opinión producida por los periodistas
que han escrito en las páginas
de El Mirador